Los pseudo altruistas

El pasado miércoles 26 de agosto, como todos los días, salí a pasear a mi perro, es pequeño y bastante peludo. Ya estando en la avenida Moliere casi a la altura de Cicerón del lado oriente de la acera, observé a una paseadora con dos perros en el portal de un edificio. Como eran grandes y como muchas veces hago, decidí bajarme al arroyo vehicular para evitarlos.

La paseadora como muchos de ellos, no tenía ni idea de manejar a una “especie” de pastor alemán muy agresivo. No pudo controlarlo y se lanzó contra mi perro. En mi vida había vivido una escena tan violenta. Yo no solté a mi perro y luchaba contra el otro para que lo soltará. Gritos de desesperación pidiendo ayuda y nada, aquella mujer no podía controlarlo. Gracias a Dios apareció un hombre y no tengo idea qué hizo que la bestia lo soltó.

Escribo estas palabras con la tranquilidad de que, gracias a un gran Veterinario de la Miguel Hidalgo, el Dr. Carlos García Alcaraz y su equipo, mi perro está vivo.

Los daños fueron varios, tuve una herida en la mano que tuvo que coserse, tres puntos para ser exactos, manos llenas de heridas, hinchadas por el forcejeo entre la bestia y yo. Rodillas raspadas, codos, en fin. Mi perro desgarrado por dentro, casi se desangra, pero agradezco que esté vivo.

Esta vez, fuimos afectados mí perro y yo, pero los riesgos latentes por el desorden, abuso y la inconciencia de los ciudadanos ante estas nuevas modalidades de adopción y paseadores, vuelve a situarnos en círculos viciosos que provocan un impacto negativo.

¿Por qué nombro la adopción? Al parecer el perro tenía un mes de haber sido adoptado. Con esta información, lo primero que se viene a la cabeza es qué tipo de albergue o tipo de personas pueden dar en adopción a un perro que a todas luces es un peligro. Por eso tíitulé «los pseudo altruistas» a este artículo, porque como está de moda ser pro animales, específicamente pro perros, todos los jóvenes se sienten salvadores y ponen, sin conciencia y responsabilidad, albergues de perros para dar en adopción, ignorando la historia de cada uno de ellos, sin evaluar el comportamiento del perro para poder tener la seguridad de que es adoptable.

Los pseudo adoptantes que recogen un perro porque está de moda adoptar, qué clase de compromiso adquieren que, a la primera de cambio, contratan a un paseador para que lleve a cabo una de las responsabilidades que debe de recaer en el dueño y sobre todo con tan poco tiempo de convivencia.

Por otro lado, esta la modalidad de los “paseadores”. A través de La Voz de Polanco, se han hecho denuncias de maltrato por parte de estos.

Actualmente, la Diputada Gabriela Salido, Presidenta de la Comisión del Espacio Público en el Congreso, tiene en revisión una iniciativa para regular el Espacio Público que ha sido comentada en La Voz de Polanco.

En esta iniciativa, se presenta un capítulo enfocado a los paseadores de mascotas. La propuesta es limitar el número de perros y llevar a cabo un registro para tener control de estos trabajadores «independientes».

Ante lo sucedido, me comunique con ella comentándole que no sólo era el registro o limitar el número de perros, era necesario la capacitación para el manejo de los animales. Un paseador debe tener conocimiento de cómo actuar ante una situación de agresión, de fuga de un perro y hasta de primeros auxilios en caso de que lo atropellen o algo similar.

¿Podremos como sociedad superar esta negligencia que caracteriza muchos de los problemas que vivimos a diario en nuestra colonia? No sólo es cuestión de regulación, es primordialmente cuestión de cumplir la ley y exigir que se cumpla por todos. 

Si quieres participar en las propuestas, contáctanos para hacerte llegar información y canalizarla a la Diputada Salido, estamos a tiempo.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *